La resolución se define como el número de píxeles por pulgada (ppp o ppi; -1 pulgada equivale a 2.54 centímetros-), y por tanto, si las dimensiones son pequeñas y la resolución alta, tendremos una imagen de buena calidad. Las imágenes de mayor resolución pueden reproducir más detalle y transiciones de color más suaves debido a la densidad de píxeles. Si vamos a trabajar una imagen para imprimirla, conviene usarla al tamaño real que queremos, con una resolución de 240 dpi o ppi como mínimo.
Obviamente si la resolución de una imagen es mayor, su peso también será mayor, pues es necesario almacenar más información al haber un mayor número de píxeles. Por defecto, Photoshop asigna al nuevo documento una resolución de 72 dpi o ppp, el estándar para imágenes en Internet. Otra de las opciones que tenemos que elegir será la del Modo de color. De esto sólo diremos que si trabajamos con una imagen destinada a ser visualizada en pantalla utilizaremos el modo RGB (rojo, verde y azul, el sistema que utilizan los monitores), sin embargo si lo que queremos hacer con nuestra imagen es imprimirla deberemos seleccionar el modo CMYK (cian, magenta, amarillo y negro, el sistema con el que las impresoras «dibujan» las imágenes).
Una vez seleccionadas todas las características de nuestro documento elegiremos el color del fondo de la imagen. Si seleccionamos algún modo que no sea transparente, la capa de fondo será inamovible y no se podrán realizar algunas de las características avanzadas de Photoshop. Es recomendable seleccionar un fondo transparente, así surgirán muchas menos complicaciones al trabajar con las capas.
El fondo transparente, en Photoshop, se muestra con un entramado de recuadros blancos y grises.
Puedes guardar el perfil del documento que estas creando haciendo clic en Guardar valor, así podrás definir el mismo tipo de documento seleccionándolo directamente desde la lista desplegable Predefinir.